“Agradecido por una ardilla”
El día 15 de enero lo recuerdo muy bien ya que era un día alegre, soleado y divertido que se antojaba ir al parque a caminar, pensar y salirse de la rutina.
Cuando llegue al parque visualice a lo lejos una banca bajo un árbol que daba una abundante sombra la banca se veía vieja pero cómoda.
Al llegar a la banca me senté y me recargue en el árbol después empecé a ver lo que había a mi alrededor y note un hoyo que salía de las raíces de un árbol que había en el parque y pensé ahí a de vivir una rata cuando de repente salió del hoyo una hermosa ardilla de abundante pelaje, cola larga y esponjosa de color café.
Cuando note que la ardilla salió a buscar comida recordé que traía un huevito de chocolate con nuez, le empecé a quitar el chocolate y cuando acabe le empecé a hacer a la ardilla ¡thac, thac, thac! para darle la nuez, la ardilla tímida y con miedo se empezó a acercar al oler el rico y sabroso olor de la nuez, al acercarse lo suficiente le di la nuez y al tomarla la ardilla salió corriendo al hoyo donde vivía antes de meterse, la ardilla voltio hacia mi con un rostro de agradecimiento.
En ese momento me di cuenta que no solo puedo hacer el bien a las personas si no a cualquier ser vivo.
Después de sentir ese agradecimiento me levante de la banca y me dispuse a partir de vuelta a mi casa.
Autor: Daniel Ortiz Angel
Cuando llegue al parque visualice a lo lejos una banca bajo un árbol que daba una abundante sombra la banca se veía vieja pero cómoda.
Al llegar a la banca me senté y me recargue en el árbol después empecé a ver lo que había a mi alrededor y note un hoyo que salía de las raíces de un árbol que había en el parque y pensé ahí a de vivir una rata cuando de repente salió del hoyo una hermosa ardilla de abundante pelaje, cola larga y esponjosa de color café.
Cuando note que la ardilla salió a buscar comida recordé que traía un huevito de chocolate con nuez, le empecé a quitar el chocolate y cuando acabe le empecé a hacer a la ardilla ¡thac, thac, thac! para darle la nuez, la ardilla tímida y con miedo se empezó a acercar al oler el rico y sabroso olor de la nuez, al acercarse lo suficiente le di la nuez y al tomarla la ardilla salió corriendo al hoyo donde vivía antes de meterse, la ardilla voltio hacia mi con un rostro de agradecimiento.
En ese momento me di cuenta que no solo puedo hacer el bien a las personas si no a cualquier ser vivo.
Después de sentir ese agradecimiento me levante de la banca y me dispuse a partir de vuelta a mi casa.
Autor: Daniel Ortiz Angel